lunes, 24 de marzo de 2014

Capitulo 3: Con cartucheras y a lo loco.

Dannen Shoherty se dirigía a grabar su nuevo telefilme ‘Durmiendo con el Demonio’, en el que interpreta a Rebecca Dubrovich, una  joven enfermera proveniente de California, que se enamora del millonario Dick Strang. Inician una relación, hasta que descubre que es un mentiroso, sádico e infiel, por lo que termina con él. Strang en venganza la comienza a acosar, hasta que contrata un sicario para que la mate. No logra su propósito, pero queda parapléjica a causa de los disparos. En este estado tiene que luchar por que Dick sea condenado y hace un tratamiento para poder volver a caminar, en donde conoce al doctor Jerrold Petrofsky quién la acoge y ayuda. Finalmente Dick es arrestado por fraude en pasaportes, ella vuelve a caminar, logra el sueño de correr una maratón y se casa con el doctor Petrofsky.
Lo que es un día normal y corriente en su vida de estrella mediática e icono juvenil, vaya.
Fue entonces cuando, pensando en sus cosas de famosa, un autobús le pasó por encima. Había cruzado la calle sin mirar, algo comprensible ya que era el mundo el que la miraba a ella y no al revés. Mientras Dannen yacía malherida en medio de la carretera pudo observar como alguien se alejaba de la multitud que su atropello había causado…
… esta persona era la veinteañera María Laura Forradini Calomir, a la que se la bufaba a quien habían atropellado y por eso siguió su camino.  
MaLa había nacido en Venezuela, pero al poco tiempo su familia se había mudado a Gibraltar, donde desde pequeñita se había interesado por el mundo de la música. Su mayor sueño era llegar a convertirse en una cantante internacional y poder sacar dobles-singles en español y en inglés con un título como “Quinta Dimensión/Life’s an Equation”. Y por eso no se interesó por la petarda que acaban de atropellar, tenía cosas más importantes en las que pensar, como la entrevista que tenía en veinte minutos con una discográfica.
Lo primero era buscarse un nombre artístico. Maria Laura era demasiado largo, y MaLa enviaba el mensaje equivocado. Quería un nombre imponente que representase lo que era ella y sobre todo, sus cartucheras que tantas cosas buenas le habían dado, como aquella vez que tuvo que ir en autocar desde Gibraltar a Barcelona y no se le durmió el culo ni nada después de diez horas de viaje.
En cuanto llegó al edificio de la discográfica, como una epifanía se le vino el nombre perfecto a la cabeza “¡LLENOA!” pensó, “como la diosa griega de los culos gordos”. Pero hasta aquí su buena suerte.
Durante la reunión con el productor no tuvo ocasión de insinuarse porque sus canciones eran demasiado malas, así que después de casi 14 minutazos allí, se marchó a su casa a prepararse para la actuación que tenía esa noche en un bar de la zona marginal de la ciudad.
Mientras se depilaba en su casa pensó en el repertorio para esa noche. Aunque no sabía inglés iba a cantar alguna de las Spice Girls, que gustan a todo el mundo, y para terminar la actuación, una de Rocío Jurado. Todavía no sabía cuánto le iban a pagar, pero peor sería quedarse en casa. Quizá entre el público esa noche habría algún productor que la ficharía, o por lo menos un maromo de Almería con el pelo rizado que calentase su cama y la obligase a dejar los chándal de felpa que tanto le gustaban por su confort y elasticidad.
Y así nuestra heroína vestida de diva de arriba a abajo – purpurina en el escote incluída – se dirigió a su debut en directo para deleite o pesar de la gente que estuviese en aquel bar de mala muerte. Llenoa había nacido, y nadie podía pararla. (Bueno, la Guardia Civil una vez de camino allí por saltarse el límite de velocidad sí la paró, pero después de eso, NADIE).


domingo, 23 de marzo de 2014

Capítulo 2: Si el drama fuese azúcar, Maraya sería diabética.

A Maraya encantaba sentir el viento en la cara, la velocidad, ir sobre un caballo, y mamarla, eso lo que más. Pero en mitad de la carrera de caballos más importante del año, en la que se decidiría quién competiría en las próximas Olimpiadas en Marina D’Or (en principio iban a ser en Tokyo, pero los constantes ataques de Godzilla, Pokémon malvados, y un cúmulo de catástrofes naturales varias hicieron al Comité Olímpico cambiar de opinión).
Iba en segundo lugar, y aunque éste le bastaba para conseguir un puesto para las Olimpiadas, ella quería ser la mejor, y sólo se interponía en su camino  Reinaldo José Mariano Eduardo Alberto de las Flores – Rjmea, para los amigos -, su archienemigo mortal (chán chán cháaaan *música de tensión*).
La chica quería ganar a toda costa, así que cogió su fusta con fuerza y comenzó a azotar a su caballo Nikiminás (llamado así porque su cara le recordaba a alguien pero no lograba saber a quién) como si fuese aquello una de sus sesiones como domina en la mazmorra para ir a más velocidad.
En ese momento, el astuto Rjmea se sacó del bolsillo una serpiente y la lanzó contra Nikiminás. Éste entró en pánico y tiró a Maraya al suelo justo cuando pasaban el resto de participantes (17), que le pasaron por encima de las piernas a la pobre muchacha.
Lo último que vio la chiquilla antes de desmayarse fue el pene de un caballo, y esa imagen permanecería en su mente durante toda su vida como el incidente más traumático de su existencia.
Cuando Maraya se despertó en el hospital un par de semanas después no podía moverse. Llamó por Pétula, su ama de llaves y actriz amateur, que la había cuidado como a una hija desde el trágico accidente de monopatín que acabó con la vida de sus padres, y cuando ésta llegó al hospital le explicó que la caída la había dejado en shock y que con el tiempo podría mover su cuerpo de cintura para arriba, pero que aun así no podría volver a caminar jamás.
-“¿Por qué no podré volver a caminar, Pétula?”
-“Pues porque no tienes piernas, o es que además de inválida también te has quedado ciega? – le respondió Pétula con amor – Te las han tenido que amputar porque estaban demasiado destrozadas, pero no te preocupes, les he dicho que las guardasen en un tupper, que las podemos mandar a disecar y las ponemos encima de la chimenea del salón”
-NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!”

Todo se volvió negro y entonces se despertó en su habitación de la masión muy sobresaltada. Todo había sido un sueño…
-“¡Ay Pétula, acabo de tener el peor de los sueños! El día de la carrera me caía y me quedaba sin piernas… ¡Qué horor! Bueno, cambiando de tema, voy a aprovechar el buen día que hacer para salir a la terraza a tomar el sol un rato, tráeme un zumo de manzana a la terraza.”
En ese momento Diano Torrojo, el jardinero, estaba cortando el césped en una de esas máquinas que son como cochecitos con las cuchillas debajo.
Desgraciadamente, Maraya no lo vio, se tumbó en la hamaca y se puso los cascos del iPod con su canción favorita “Son de Amores” de Andy & Lucas a todo volumen, por lo que no se dio cuenta de que Diano, como casi siempre, estaba borracho, y se había dormido al volante, dirigiéndose hacia ella.
Para resumir, que las piernas de la pobre chica quedaron echas papillas, y gracias a Dios que Diano se despertó justo a tiempo para parar la bestia férrea de barras cortantes y salvar la vida de la chica. Aún así, a Pétula le iba a llevar unas buenas dos horas limpiar aquello.

                                                                    *   *   *

Días después la chica volvía a su casa con unas relucientes piernas nuevas (digo relucientes porque eran de plástico y barnizadas con purpirina).
Pero ella no estaba triste ¡¡Quería venganza!! Se vengaría de Diano por haberla dejado coja para el resto de su vida… Así que cuando al día siguiente de su vuelta a casa decidió salir a la terraza de su habitación en el 2º piso y vio que Diano estaba justo debajo podando los cardos borriqueros – la planta favorita de Pétula - decidió tirarle algo en la cabeza, pero ¿qué?
No tenía nada por allí que pudiese hacerle suficiente daño. Pero de pronto se le ocurrió una locura y se quitó una de las piernas ortopédicas, la dobló y la lanzó a lo lejos ¡Si! ¡Eso era! La pierna estaba volviendo por el efecto boomerang y en su camino se cruzó con Diano, quien cayó de espaldas rompiéndose el cuello por cuatro partes diferentes.
Pétula, que lo había visto todo desde la ventana del baño mientras hacía un pis fue corriendo a socorrerlo (sin limpiarse ni nada). Maraya no lo sabía, pero Diano y ella estaban enamorados e iban a casarse. Cuando Pétula llegó junto su amado y vio que no respiraba le gritó a Maraya:
-“¡¡¡PERO QUÉ HAS HECHO DESGRACIADA!!! ¡ERA EL AMOR DE MI VIDA! ¡VOY A LLAMAR A LA POLICÍA!”
Maraya se asustó tanto que empaquetó un par de bragas limpias, 3 camisetas y unos vaqueros y huyó de aquella casa tan rápido como pudo (bastante despacio la verdad, como estaba coja no podía ir demasiado rápido).
Desde ese momento decidió dejar su nombre a un lado y llamarse a si misma Lisiada Carey,  para que pesase en su conciencia para siempre que había destrozado un amor.
Cogió el primer autobús regional que pasó y se bajó en la última parada: un pueblo de mala muerte donde sólo había un bar. Decidió entrar al bar a refrescarse, y a cagar, que tenía ganas desde hacía ya 5 paradas.

Capítulo 1: Paquita, la que tiene más salero de to'el poblao

            ¡Qué ilusión! ¡Por fin había llegado el día de su 16º cumpleaños! Paquita no se lo podía creer, hoy era el día en el que se convertiría en una mujer adulta (quisiese ella o no). Pero bueno, el caso es que a ella le hacía mucha ilusión. Seguramente sus padres no le traerían el desayuno a la cama, ya que vivía debajo de un puente y su cama eran unos cartones amontonados… así que se levantó como pudo entre los restos de profilácticos y cristales y fue derecha a la cocina (un tonel en llamas que hacía a veces de cocina y a veces de calefacción).
Nadie. No había nadie. Sus padres y sus 15 hermanos se había ido el día de su cumpleaños como su fuese otro día más en el que sus hermanos varones iban a buscar chatarra con su padre mientras sus hermanas se dedicaban a estar de pie en la feria vendiendo jaicualiti braguinas y otros ítems durante 12 horas. 
Pero no pasa nada, pensó nuestra heroína. Todavía le quedaba la esperanza de que su abuela estuviese en casa. Sí, seguro que ella le tendría preparado un regalo y algún bollo que llevarse a la boca (nota del autor: entiéndase “bollo” como “cliente” porque Paquita trabajaba part time como prostituta) y así poder sacar algo de dinero.
Qué sorpresa se llevó Paquita al llegar a la chabola de su abueli (la mejor revestida de tierra de todo el poblado), toda su familia estaba allí para desearle feliz cumpleaños. Todos habían dejado sus tareas diarias por ella. Paquita se encontraba extasiada por la emoción (o quizá por las drogas que había consumido la noche anterior). Sólo echaba de menos a su mascota de la infancia, su perro Pelusín, que había sido atropellado por un todo terreno y cuyos restos había usado su madre después para hacer caldo. Pero… espera… había una señora que ella sólo conocía de vista del poblado. ¿Por qué estaba esa mujer allí? ¿Qué le iban a hacer?
Entonces el padre de Paquita dijo:
-“Paquita, hija, es hora de que te conviertas en una mujer y te cases con el Jonny, que es un buen gitano y te va a llenar la casa de oros y televisores de plasma, oooye. Pero primero tenemos que saber si eres pura o no, así que hemos traído a la Ernesta pa’ que te haga la prueba del pañuelico”
-“¿Pero qué mierda me estás contando papa? Si ya sabes de qué trabajo de lunes a sábado. Yo soy más puta que las gallinas que aprendieron a nadar pa’ tirarse a los patos, y eso lo saben aquí y en la China – dijo Paquita – Así que no me toques más el coño, ni literal ni metafóticamente, y darme mis putos regalos ya”.
De pronto, todos se abalanzaron sobre Paquita para agarrarla. Ella intentó escabullirse, pero su abuela, que había sido bailarína de las Azúcar Moreno y aún conservaba su físico juvenil pudo con ella. Entonces la gitana gordita que no conocía se le acercó despacico con un pañuelo blanco blanco y se lo introdujo suavemente. 
-“Uy! Esta chiquilla está más abierta que el OpenCor en día de fiesta! Voy a necesitar mejor de una sábena!”

Cuando por fin pudieron conseguir una sábana blanca, la gitana gorda volvió a intentarlo otra vez con suavidad, pero sólo al principio, porque después, viendo que ya se estaba haciendo tarde y se iba a perder ‘El Secreto de Puente Vintage’, metió el brazo de golpe hasta el codo.
3 horas después, cuando por fin pudieron sacar la sábana completa de Paquita, la gitana sentenció:
-“¡Mal rayo me parta! Chiquilla, eres menos virgen que Paris Hilton a los 13 años. Mal fario para toda vuestra familia y antepasados. Ahora mismo voy al patriarca y que se preparen porque vamos a apalear a tu papa!”
Por esto, la pobre Paquita, sabiendo lo que le ocurría a los que eran apaleados decidió huir de su poblado con lo puesto, pues la pobre no tenía más que esas ropas sucias y unas cuantas ETSs.
Y caminando caminando,  llegó a las afueras de un pueblo del que nunca había oído hablar, Cádiz. Donde encontró un bar bastante mugriento pero acogedor, porque le recordaba a su anterior habitación. El letrero estaba muy sucio, pero más sucia era ella, así que entró sin pensárselo dos veces y se pidió una copa de vino con la esperanza de que algún caminante cansado y desesperado la quisiese en su cama esa noche…